NOTAS CARTOGRÁFICAS DE SERVICIO PÚBLICO

sábado, enero 23, 2010

Aucayacu, después de las cenizas

Camino por Aucayacu. La primera vez que oí su nombre fue hace muchos años: habían descubierto unas fosas comunes donde yacía una famiia aniquilada por el ejército. "Sí, pues, lo único que sale de Aucayacu son noticias de muertes", me dice mi acompañante que llamaré Tito.
Tito nació en un pueblo de San Martín. Cuando tenía 3 años, su familia se traladó a Aucayacu buscando mejores horizontes. Eso significó que su infancia y juventud las pasara en medio del peor conflicto armado que azotó tierras peruanas. Muchas idas y vueltas vinieron después, hasta que se asentó definitivamente en esta pequeña ciudad del margen derecho del río Huallaga.
Miramos el Huallaga, pero sobretodo miramos la banda izquierda. En esos territorios reina la indeterminación y un halo de incertidumbre que hace uno no sepa dónde termina la prudencia y dónde comienza el delirio persecutorio. Narcos, terrucos, delicuentes comunes, paramilitares, cocaleros recalctrantes, tierra agreste, malaria. Una tierra que nunca exploraré, pero que miro con fascinante inquietud.
Tito intuye mi mente. "Para mí, ya no hay tíos (senderistas). Lo que hay son policías disfrazados que matan a cualqueira por ahí y lo decoran todo como si fuera hecho por los tíos", me dice. Puede ser. Una de las cosas que uno aprende cuando visita lugares como así es que existe demasiada gente interesada en que las cosas no cambien en el mundo.
Aucayacu ("guerreros del agua" en quechua) sigue existiendo, pese a todo. Resistiendo el paso del tiempo y los olvidos. La gente sigue migrando a estas tierra que se imaginan generosa, pero que pronto colapsará ecológicamente. Con sus emos, con sus narcos, con sus tucos, pero también con su gente buena onda y con ganas de salir del estancamiento con el infaltable ritmo tropical, Aucayacu es todavía una posibilidad y una promesa.
Tito me lo confirma: "He estado por tantos sitios y he terminado regresando a mi tierra. Yo pienso que por algo será, que todavía tengo una misión que cumplir aquí". Sí, Tito, tú eres uno de los guerreros del agua.

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