NOTAS CARTOGRÁFICAS DE SERVICIO PÚBLICO

jueves, febrero 04, 2010

En el anteojo, no en el ojo


Cada cierto tiempo algún evento o texto actualiza la discusión sobre el mapa político-ideológico ¿Qué es derecha? ¿Qué es izquierda? ¿Son categorías válidas? El último artículo del sociólogo Sinesio López abona en ese sentido. Como suele suceder, empieza bien en la crítica pero se pierde en el intento de dotar de carne a la entidad "derecha". Siempre es compleja la tarea de dar sustancia óntica a los conceptos, especialmente cuando se trata de conceptos tan relacionales como "izquierda" o "derecha". Si a esa complejidad se le añade el lugar de enunciación, podemos terminar confiando más "en el anteojo, no en el ojo" y disparando a molinos de viento.

No creo, sin embargo, que toda esta cháchara sea del todo inútil. De hecho, constituyen prototipos de las operaciones ideológicas presentes al momento de construir retóricas que se ubican en algún lado del mapa político-ideológico. Quizá, de lo único que podamos hablar con más propiedad sea de las palabras. Y eso no es poco. De la eficacia performativa de las articulaciones discursivas, hay bastantes demostraciones, pero no se trata sólo de eso. Las retóricas de distinto cuño atraviesan su fuente original y se ven en la necesidad de conquistar hegemonía. Por eso no es descabellado decir que toda retórica político-ideológica es populista, buscan construir un pueblo que puedan representar.

En el Perú, desde los noventa, la batalla por la hegemonía tiene diversos frentes y, aunque en los sectores urbanos haya una tendencia bastante marcada, no se puede decir nada definitivo todavía.

Y bueno, observar esto no deja de ser divertido, pero uno no deja de preguntarse, "ok, pero entonces, ¿qué es izquierda y qué es derecha?". Siguiendo lo dicho anteriormente, podríamos hablar de retóricas que se presentan como si fueran de derecha o de izquierda, según cada caso. De ahí que se hable de "izquierdas" y "derechas", en plural. Pero hasta ahí, seguimos en el campo de batalla, en el juego por conquistar al pueblo representable. Las cosas definitivamente cambian con la toma del poder.

Freud ubicó al acto de gobernar como uno de las tres profesiones imposibles (psicoanalizar y educar son las otras dos). Esto quiere decir que, en última instancia, en la posición de gobernar, todo conocimiento positivo resulta insuficiente para tomar una decisión política. Gobernar es estar en una situación indecidible. Por ello, no resulta extraño que en numerosas ocasiones políticos "de derechas" tomen medidas "de izquierda" y viceversa.

En cada decisión, en cada situación particular cabrá preguntarse, entonces, ¿es buena para quién? ¿qué consecuencias tendrá? ¿quiénes salen perdiendo? ¿qué dirá en santo padre? ¿qué dirá el hambriento del basural de La Parada? Las respuestas serán siempre retóricas.

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