NOTAS CARTOGRÁFICAS DE SERVICIO PÚBLICO

miércoles, noviembre 12, 2008

Matar por la patria

Eran tres hermanos. Dos nacidos en un matrimonio y el tercero producto de un desliz paterno. Todos vivían en la misma casa, todos provenían de las alturas de Ancash. Por el azar sociológico, vivían en el Pueblo Libre de los 70 y 80, distrito aún clasemediero, donde los pequeñoburgueses hacían esfuerzos denodados por aniquilar todo rastro de choledad o pobreza que pudiera persistir en sus vidas. Un barrio donde estos hermanos eran vistos como bichos raros que afeaban el paisaje.
Como la mayoría de adolescentes sin contactos militares, temían a esa entidad denominada Servicio Militar Obligatorio, dispositivo creado para que el estado tuviera siempre carne de cañón a su disposción. Los tres hermanos, al no tener amigos o familiares militares que les ayuden a evadirlo, tuvieron que prestar el servicio bajo las banderas del glorioso Ejército del Perú. Uno de ellos intentó evadirlo, pero fue identificado en una "leva" y obligado a servir.
Eran años difíciles en el frente interno. Las serranías y las selvas estaban convulsionadas por las hordas maoístas en su intento de cercar las ciudades. Pero ahí estaban los conscriptos para defender el Orden y la Democracia. Los tres hermanos, cada uno a su vez, fueron enviados a combatir a los Enemigos de la Patria en las llamadas zonas de emergencia.
Atrás dejaban un barrio que los despreciaba,un orden que los discriminaba y donde eran vistos como sospechosos por el mero hecho de existir. Dejaban un mundo por el que en adelante irían a luchar.
Usar las armas no es juego de niños. Cada uno a su vez, los tres hermanos participaron en operaciones especiales, aniquilando terroristas, cazándolos en sus cuevas y arrasando sus cabañas. No me consta, pero seguramente también vieron caer inocentes, vieron violar mujeres. Uno de ellos (eso lo sé) participó en torturas despiadadas a terroristas capturados, que agonizaban y se consumían dando vivas al gordo Presidente Gonzalo.
Los tres hermanos culminaron su SMO. Dos de ellos intentaron rehacer sus vidas en la civilidad y el otro se "reenganchó" en el ejército como suboficial. Finalmente, este tercero fue dado de baja por "problemas psiquiátricos". En realidad, los tres aun despiertan en las madrugadas con la sangre y los músculos alertas a ataque del enemigo.
Mataron y vieron matar. Lucharon por un estado que siempre los ninguneó y que los involucró en una guerra que trastornó los sueños que tenían para sus vidas. Al menos tuvieron un consuelo: creer que lucharon del lado correcto. Creer que su esfuerzo, su sacrificio, su sangre habían dado como fruto la pacificación del Perú, abriendo el camino para Desarrollo.
La decepción no tardó en llegar y no recibieron ni las gracias. En la actualidad, dos de ellos se dedican a trabajar en empresas privadas de seguridad (para variar, protegiendo las vidas y los capitales de los ricos). Otro creyó en Toledo, se metió a Perú Posible con esperanza de trabajo y no consiguió nada; hoy en día, hace lo que sea para vivir y mantener a su hijita.
Y me asalta súbitamente una pregunta: ¿son criminales de guerra? Es innegable que aplicaron métodos de guerra sucia, mataron extrajudicialmente, participaron en torturas y quién sabe en qué más. También es innegable que en esas condiciones, órdenes son órdenes y se cumplen "sin dudas ni murmuraciones".
Me detengo un momento aquí. Intento imaginar lo que alguno de ellos puede pensar: "Cuando era niño, la sociedad me despreció y el estado me dieron una mala salud y una peor educación. Cuando crecí, el estado me obligó a luchar una guerra que no busqué y a matar a personas que no me importaba matar. Cumplido ese trabajo, no recibí nada de ese estado hasta el día de hoy. Y ahora discuten sobre si lo que hicimos estuvo bien o estuvo mal. En el fondo, como siempre, no le importamos a nadie. Los que nos quieren amnistiar sólo quieren limpiarse. Los que nos quieren condenar, los caviares, sólo quieren justificar sus financiamientos. Unos y otros son unos pitucos de mierda que nos miran con asco".

Aunque este razonamiento no esté lejos de la realidad, carece de un elemento crucial: la agencia del sujeto. Este elemento es fundamental, en tanto es aquí que descansa la verdad de su enunciación. De acuerdo, las contingencias te dieron un determinado lugar en el mundo social, un lugar de lo abyecto y funciones de baja policía ("limpiar de terrucos" la sierra y la selva). Pero, ¿acaso eres sólo eso? ¿realmente no tenías otra opción, inclu?

En fin, tampoco me siento con autoridad de exigirle a nadie adoptar posición de Antígona. De cada quien según su capacidad (de agencia) y a cada quién según su necesidad (de amor).

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