NOTAS CARTOGRÁFICAS DE SERVICIO PÚBLICO

lunes, diciembre 15, 2008

El último silencio de Maiakovski


En su Conversación con el Inspector Fiscal sobre la poesía, Maiakovski se declaraba deudor de todo aquello sobre que nunca podrá escribir ("...los faroles de Nueva York / el cielo de Bagdad / los cerezos de Japón / el ejército rojo..."). Siempre es difícil y arriesgado afirmar por qué un artista elige tal o cual tema para alguna creación, labor en la que los exégetas suelen nadar en especulaciones, a veces cada una más aberrante, o aburrida, o divertida que la otra. Pero cuando la pregunta se refiere a la "no elección" de un tema, al hecho de no haber tomado un elemento del mundo sensible, la respuesta se vuelve (aparentemente) más sencilla: o el artista no quiso, o el artista no pudo plasmar el tema X en un objeto artístico concreto.
Ciertamente, si Maiakovski declara sentirse en deuda con determinados objetos mundanos, uno tiene el derecho a deshechar la primera opción y suponer que, efectivamente, el poeta tenía toda la intención de escribir acerca de ellos o a partir de ellos, pero le fue imposible. Ello es particularmente llamativo cuando coloca en la serie de sus poetizables imposibles nada menos que al Ejército Rojo. ¿Qué pasó? ¿Por qué no lo hizo?
El tiempo pasa y los silencios y omisiones siguen ahí, contemplando el agujero interior que nos deja cada imagen que nos asombra. Es el abismo que suena pero impide dar fe de él y hace que la palabra quede coagulada en la mirada.
Pero, de pronto, surge una solución, una magia que lo transforma todo: dar vueltas sobre el agujero.
Entonces uno se hace cargo de éste, le rodea, le esconde, le escinde, le pone color y sabor, le da rodeos. Otros nombres para esos rodeos, esas vueltas y cuitas: el arte, la vida, en fin...
Acaso Maiakovski, no pudo con su abismo, a la postre, perdido.

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